Eduardo Fernán-López: “Vigo tiene todos los ingredientes para una novela negra potente”
Entrevista
"Sin la desgracia del 'Villa de Pitanxo', esta novela no habría nacido"
Eduardo Fernán-López (Zamora, 1985) es el autor de “El balanceo del Alacrán”, una novela negra ambientada en Vigo y cuyo punto de partida es el naufragio de un pesquero en Terranova inspirado en la historia del “Villa de Pitanxo”.
Lo primero que lee el lector es un texto periodístico que recuerda a la noticia del “Villa de Pitanxo”. ¿Este suceso fue el origen de la historia?
Siempre digo que “El balanceo del Alacrán” no es la historia del “Villa de Pitanxo”, ni nada parecido, sino un homenaje a todos los marineros víctimas de naufragios a lo largo de la historia de Galicia, ya sea por mala suerte o por el egoísmo de alguien. Pero creo que, sin la desgracia del “Villa de Pitanxo”, esta novela no habría nacido. Cuando ocurrió el hundimiento, yo ya llevaba muchos años en Vigo, pero nunca antes había vivido un naufragio tan trágico. En esos días, tanto en Vigo como en toda la península del Morrazo, se respiraba un silencio distinto, se notaba el peso de la tragedia en las caras de la gente. Al principio, lo dejé estar, pero conforme avanzaban las noticias reales, me surgían preguntas y dudas. Decidí buscar respuestas y me di cuenta de que podía ser el inicio de una buena novela. Yo me enteré del hundimiento por la radio y quería que el lector sintiera lo mismo que yo en ese momento. Por eso, la novela comienza con una nota de prensa. A partir de ahí, todo es ficción.
¿Cómo fue el proceso de adentrarse en el mundo marítimo?
Yo soy de interior, de Zamora, y aunque he vivido en ciudades costeras como Cádiz, nunca antes había tenido relación con el mundo marítimo. Quería que la novela fuera lo más realista posible, y para entender por qué el capitán Pazos, uno de los supervivientes, toma decisiones que acaban provocando el hundimiento, necesitaba conocer el funcionamiento de los barcos, la dinámica del trabajo a bordo, cómo reacciona cada tripulante ante una alarma o su ausencia. Eso solo te lo puede contar quien lo vive. Para mí, la novela negra se sustenta en tres pilares: la localización, que en este caso es Vigo, una ciudad que se puede recorrer y cuyos lugares son reconocibles; la denuncia social, aquí el maltrato de la naviera a sus trabajadores y las luchas de poder internas; y la verosimilitud de personajes y situaciones. Para lograr esto último, es clave documentarse bien, y quién mejor que los propios marineros, que conocen y sufren ese mundo cada día.
Vigo parece un personaje más. ¿Era algo que buscaba?
Sí, era algo consciente. La atmósfera que rodea a los personajes y a la acción es fundamental. No es lo mismo cómo actúa una persona de Vigo que una de Zamora o de Cádiz; cada lugar imprime un carácter, una forma de ser y de expresarse. Vigo, con sus barrios, su puerto y su idiosincrasia, es vital para que la trama funcione y avance con ritmo. Si le quitas todas las referencias a Vigo, la novela no funciona.
¿Es una ciudad que "da juego" para este tipo de historias?
Vigo tiene todos los ingredientes para crear un thriller o una novela negra potente: es una ciudad grande pero manejable, con barrios muy distintos, desde lo más urbano hasta lo rural. Tiene un puerto enorme, donde a veces pasan cosas que solo salen a la luz cuando ocurre una tragedia. Además, hay barrios que son como pequeñas ciudades donde todos se conocen, y está la frontera con Portugal, que permite escapes rápidos y el anonimato. Todo eso la convierte en un escenario ideal para este tipo de historias.
Cada capítulo está narrado desde el punto de vista de un personaje distinto.
Sí, es algo muy visual. Los lugares son reales, los tengo en la cabeza, y antes de escribir muevo a los personajes mentalmente por ellos. Esta estructura obliga al lector a seguir avanzando para entender la trama, y también hace que la lectura sea más entretenida. Al final, aunque parezcan historias distintas, todas convergen en un mismo punto. Es una forma de contar una sola historia desde múltiples perspectivas, pero siempre avanzando.
¿Hay algún autor de novela negra viguesa que le haya servido de referencia?
Sí, Domingo Villar. Yo creo que si él no hubiera empezado a escribir la novela negra viguesa no sería lo que es. Tristemente nos dejó, era un amigo además, era una persona que me ayudó con mi primera novela, me dio muchos consejos de cómo escribir.
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